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jueves, 4 de agosto de 2011


Enfrentamientos con la Policia dejan varios heridos y una sensación de rechazo por los ataques y golpes que agentes dieron a los jovenes de Ocaña.

Hay algunos que piensan que gobernar con la ilegalidad es una bomba de tiempo, pero otros analizamos, que la ilegalidad (informalidad) es producto de la represión y la desigualdad que genera el modelo económico. Gobernar con represión no solo es una bomba de tiempo también, si no que es una condición deshonesta de la autoridad. 
El comportamiento presentado últimamente, por grupos de personas en contra de la Policía, es una manera justificada de expresar toda una serie de sentimientos acumulados a lo largo de tantas irregularidades cometidas por la fuerza pública, por la administración municipal y la creciente presión social ejercida desde las mismas condiciones laborales de hoy en día. No importa que en el barrio Santa Clara, “se haya iniciado una asonada”, por defender un “borracho” al que le iban a quitar su carro, o los enfrentamientos ocasionados en cercanías a Telecom, por arrebatarle la moto a un muchacho sin casco. No interesa si es por A o por B,  acá es importante saber que existe una chispa que enciende sentimientos, que no son “terroristas” son de auténtica pulsación popular. Aquel que trabaja usando su motocicleta, escapa tal vez de la búsqueda laboral formal suponiéndose independencia, maneja los ingresos a su manera y lleva su vida pegada a la inseguridad social, ser trabajador informal no es para nada fácil, sobre todo cuando para las autoridades es un delincuente.
Claro que se lamentan los hechos violentos, pero no es el momento tal,  el que nos conduce a pensar si un enfrentamiento debe reprocharse o no, es esa chispa que está ahí acumulada, es el detonante lo que debe interesar para configurar soluciones, es el sentimiento popular lo que indica la dirección correcta, es la intención de la autoridad lo que en ultimas choca contra la mirada colega de los demás, dispuestos a pelear por lo que consideran justo Reclamar.
La revuelta es la expresión sincera de una sociedad atropellada y lo que sucedió en días pasados es un reflejo de que la estrategia no funciona, en la medida que existen dos bandos contrarios legítimamente acordados, en una esquina  miles de Ocañeros trabajando, por la otra cientos de policías preparados para la coerción, y eso manifiesta  un escenario contante de confrontación que a tientas se le busca solución.
 La alcaldia del "Ocaña decile Si " tiene una responsabilidad enorme en este tema,  la gente espera que a los pobres no solo se les tenga en cuenta para la fotografia recibiendo una pala, si no para que se le entreguen formas de gobierno más cercanas al sentimiento popular.
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