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lunes, 26 de marzo de 2012


Situación actual.

Motopirateria
El tema de la informalidad en el transporte público por motocicleta se reviste de muchas capas de discusión. En éste, se resumen aspectos de origen micro y macroeconómicos, sociales, financieros y psicológicos. Los anteriores como ruta aclaratoria del fenómeno estudiado, donde se desdibujan o se fortalecen argumentos, de los cuales deben salir necesariamente ideas que lleven a la comprensión integral y secuencial hacia a una solución que va desde lo trivial hasta lo estructural. El camino que recorra la comprensión, depende del grado de aceptación colectiva del problema tratado, donde las medidas tomadas pueden ser el reflejo de un consenso o la determinación unilateral por vías administrativas.   

La idiosincrasia de un pueblo revela un porcentaje claro del origen de sus problemáticas. El concepto de transporte público a lo largo de los últimos años en nuestra localidad, viene sufriendo una transformación, la lógica imperante sostiene que la rapidez o la efectividad superan en gran medida a la comodidad y la seguridad. Es así como el uso del transporte urbano colectivo se da en dirección opuesta, hacia el transporte personalizado por motocicleta, causando de esta forma un pensamiento colectivo en pro del uso del informalismo del transporte, a pesar de situaciones que causan algunos tipos de perjuicios y del rechazo de una parte de la población. 


Rebusque y supervivencia.

La perspectiva ciudadana que manifiesta gratitud hacia el transporte informal, alimenta de manera sostenida la economía del rebusque, la precarización y la desprofesionalización de la juventud Ocañera. (Añadiendo el déficit de oferta educativa en Universidades).  En este aspecto, desde la perspectiva del trabajador informal se dan una serie de conceptos y visualizaciones generalizadas, fácilmente observadas y que se presentan en la cotidianidad misma de la actividad en materia. Es importante reconocer que la mayoría de los que ejercen esta actividad viven, económicamente hablando, en un círculo disoluto, donde el resultado monetario que genera se entiende como el pago de su labor diaria y de su misma supervivencia, sin embargo la cotidianidad de la misma actividad supone una cotidianidad social lineal, es decir, la capacidad financiera para sostenerse en el tiempo afecta de manera directa sus aspiraciones personales y familiares, quedando reducidos al desgaste sostenido dentro de la actividad informal.  El contenido macroeconómico del debate sobre los orígenes del elevado número de individuos prestando servicios de transporte, complementa las conductas sociales referentes al tema. La facilidad de compra o adquisición, la desvalorización de los aparatos, las normas jurídicas, el acceso a las licencias,  la libertad económica, el modelo agrario, el modelo productivo, la economía abierta y la devaluación del dólar son referentes que ocupan aspectos definidos frente a la búsqueda de las causas y alternativas de el tema- situación. 

“En mis escritos anteriores, enfocados desde una perspectiva política, siempre he sugerido el respeto por el derecho al trabajo, considero de manera enfática que las bondades del mercado no son tan amplias como se quiere mostrar y que en ese sentido los excluidos y autoexcluidos deben tener al menos un mínimo de garantías para dedicarse al rebusque, a la informalidad, aunque de fondo expresen la forma precaria del trabajo moderno como modelo de supervivencia y auto sostenimiento”.
Aclaro lo anterior para anotar que el aspecto sociológico podría suscitar contradicciones en el lector, asumiendo que la actitud psicológica de un individuo y el comportamiento colectivo del sector estudiado como enfoques de grupo demandan una explicación parcial de la situación, desechando el resto de opciones y causas determinantes, pero no es así, pues esta posición se asume dentro de la integración complementaria de otras discusiones del tema, abordándolo de manera abierta y desde las más variadas concepciones posibles. 

Ideas colectivas y condiciones económicas.

Pero siguiendo con el tema psico-sociológico, podemos continuar planteando desde el terreno de la observación, conductas que se han apropiado de quienes ejercen la actividad en cuestión, por ejemplo, si tenemos en cuenta el acceso a una motocicleta, notamos facilidades de adquisición, esta situación plantea una luz verde al proyecto de negocio informal, donde los impuestos, arriendo, pago de facturas e inversión en material no serian parte presupuestal de la actividad, redondeando utilidades diarias “libres” si de esa forma lo podemos anotar. El concepto generalizado en los círculos de relaciones “laborales” entre los jóvenes o individuos transportadores en motocicleta, genera aceptación particular y seduce a nuevas personas que de una u otra forma se sienten “cansadas” o presionadas por los altos costos de la vida micro-empresarial o también por las pocas oportunidades educativas y la ausencia de proyectos de vida. La actividad en el transporte informal no es una labor fácil, aunque podría depender del compromiso particular en cuanto al ingreso que deba ser percibido, en mayor o menor cantidad si se mantiene una familia o simplemente se trabaja por un beneficio propio, de cualquier forma, no deja de ser peligroso. Las probabilidades de accidentes son altas, la persecución policial, el contacto prolongado y directo con el sol, la recepción de partículas contaminantes, el atraco y el robo presentan un panorama complejo, sin embargo existen quienes se adelantan a realizarlo. De modo que, los anteriores problemas son pasados por alto, mientras en muchos existan ideas tales como el “no tener patrón”, “sin cumplir horarios”, “no pagar arriendo”, “pagar la moto sin darse cuenta”, con situaciones de demanda constante  y el recibir diariamente una utilidad que puede considerarse suficiente en nuestra ciudad homologándola con un salario mínimo actual. 

Pero preocupan sobre todo los mecanismos cortoplacistas que decretan administrativamente las entidades territoriales, más allá de proponer una regulación honesta de esta problemática social, se dan medidas que podrían considerarse impulsoras de esta actividad viéndolo desde la perspectiva individual y los conceptos de grupo,  donde el levantamiento del pico y placa da libre tránsito todos los días del mes, mientras se prohíbe la circulación los miércoles,  4 días mensuales, ocasionando un comportamiento de “desahogo” y un afianzamiento en la práctica de la actividad informal como tal, generando un ambiente de transitoria conformidad, mientras tanto la otra cara de la moneda podría dar otra situación, en donde la experiencia de los “días sin moto” genere una visión de desapego al uso indiscriminado de la motocicleta particular o del servicio informal del transporte, entrando en un trance con los intereses de quienes se dediquen o reciban ingresos directos o indirectos por las motocicletas.
De modo que, el trabajo informal es defendible desde todo punto de vista, pero desde cualquier punto de vista es importante evitar que la juventud continúe sin orientaciones ni alternativas concretas. 

Mario Alejandro Lemus.

 

1 comentarios:

Jesus Devalois Ortega Andrade dijo...

Es claro que no hay voluntad social para encaminar la gestion publica. Sin voluntad social la politica se convertira en un medio elitista que generara mas disigualdad e inequidad social.