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Redes

martes, 8 de enero de 2013

Tal y como fué reseñado en este mismo blog, existen denuncias y cuestionamientos al carnaval por parte de muchos usuarios y usuarias de las redes sociales, y a eso se le suman las quejas de la ciudadanía a través de la Radio que despiertan un interés por la transformación de las fiestas, mientras que el Alcalde de Ocaña no hace referencias importantes en este tema.  Sin embargo, éste señala que “A pesar de todo”, “los carnavales transcurrieron sin hechos lamentables”, y que “la inmensa mayoría” salió y disfruto su carnaval.  El Alcalde cree en la tradición de 60 Años y que, “sin justificar”, “no falta quien tenga esa mentalidad depravada casi "terrorista" para jugar Carnaval” e invita a la cultura ciudadana.

Como no ocurrieron “hechos lamentables” todo transcurrió perfecto, solo que “un par de depravados no entendían el carnaval y tiraron hasta aceite”. Vuelve e invita a la “conciencia ciudadana” desde su cuenta twitter. 

Como es bien sabido y denunciado, jóvenes se aprovechan no solo de la falta de autoridad, si no del libertinaje desmedido que incluso es patrocinado por las administraciones municipales por su omisión u olvido en la responsabilidad directa de educar al pueblo y transformarlo. Y es bien conocido por todos que esta Administración municipal no movió un dedo en ese sentido y que por lo tanto, descuida un aspecto fundamental para el logro de la verdadera convivencia y búsqueda de la satisfacción general. Para el Alcalde la “inmensa mayoría” disfrutó su carnaval, cosa en la que discrepo mucho, negándome a creer que una minúscula parte sea la que no esté de acuerdo o que simplemente usa cuentas falsas en twitter para cuestionarlo.  Pero bajo el supuesto de que pocos cuestionan la forma como se llevan a cabo los carnavales, ¿existe razón para que el Alcalde ignore los argumentos, que son evidentemente razonables? Saberlo necesariamente nos conduce a creer que a la alcaldía no le interesa plantear solución a los temas ambientales y educativos en referencia al despilfarro de agua y al desorden del carnaval respectivamente, como también pasa en otras verdades incomodas como la eliminación de los presupuestos participativos que son elementos formativos que ayudan a construir sociedad, generar confianza en las instituciones y prevenir la corrupción. 




El gran problema de muchos alcaldes, sobre todo del actual, es que en este tema no existe historia pero tampoco futuro, por eso ni repasa lo negativo que viene sucediendo en épocas pasadas ni se atreve a visualizar en prospectiva una gestión de solucion más allá de su gobierno. 

Queda aclarado como idea obvia que la problemática alrededor del carnaval no es exclusividad del actual Alcalde, sabiendo que, desde siempre las administraciones locales le hacen el quite desviándose de su compromiso, además, a la sociedad Ocañera nos falta dar el paso fundamental para fomentar un cambio : organizarse.

Alcalde entienda que el Carnaval de Ocaña está muy lejos de ser una “fiesta sana”, pero eso sí, muy cerca de ser una “porquería rara”. Sé que puede hacer algo mejor.

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