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lunes, 13 de enero de 2014

No es difícil concluir que las elecciones al congreso traen consigo interesantes hechos políticos. El primer y más sonado hecho es el lanzamiento de Álvaro Uribe al Senado y de Juan Manuel Santos a la Reelección. Por lo mucho “sonados” gracias al despliegue de los medios nacionales. Por otro lado y como ya he comentado, la creación de la Alianza Verde y la consolidación del Polo Democrático con listas que le juegan a indiscutiblemente a lo social.

Pero, para la política nacional liderada por Álvaro Uribe, la discordia pasó de ser ideológica a ser solo de forma, de gobiernos y no de Estado, de jefes y no de estructuras.

De esta manera, se deben diferenciar los conceptos que han de aplicarse en la dicotomía Santos-Uribe, pues la verdadera oposición es la que legalmente se constituye bajo los lineamientos establecidos por la ley y no por situaciones de rompimiento en las decisiones de gobierno. (Militares por ejemplo)

Así, es fácil determinar que, la supuesta oposición Uribista queda reducida a la simple exclusión del manejo del poder (económico, militar) y del sorteo burocrático, cercano a la mermelada, esa que ya no está para las galletas del Centro Democrático y de algunos conservadores prófugos de su gobiernismo.

M- Alejandro Lemus

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