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domingo, 13 de abril de 2014

En febrero, previendo la -Semana Santa Católica- desde la Alcaldía se decretó el cambio en los horarios de oficina que contemplaron al alargue de una hora diaria entre el 3 de abril y el 3 de marzo. Es decir, el horario estuvo hasta las 7 de la noche en ese lapso. Da curiosidad que, esta información no fue socializada lo suficiente y que en las diferentes oficinas no se hiciera público el horario de atención. Muchos visitantes del Palacio Municipal pasaron desapercibidos a dichos cambios. De igual forma, todo estaba preparado para que, en compensación a “la hora de alargue” los funcionarios de la Administración dejaran sus oficinas desde el viernes 11 hasta el lunes 21 de abril.

¿Pero qué tiene de malo?  No es de una Administración que se dice “Confiable” ni de ninguna otra, anteponer sus orientaciones religiosas a las necesidades ciudadanas que requieran de la atención administrativa. Aunque Jurídicamente podrían no estar “impedidos” para no trabajar el lunes, martes y miércoles santo, la situación no deja de ser una irreprochable falta de respeto a la libertad de culto contemplada en la Constitución, que por definición considera a nuestro Estado Laico y aconfesional.  De esta forma, si a un ciudadano –Católico, protestante o sin religión- le inmovilizan su vehículo por ejemplo el domingo 13 , tendrá que dar espera hasta pasada la semana santa para realizar los trámites respectivos. 

El decreto 042 del 28 de febrero de 2012, considera que es pertinente darle la oportunidad a sus funcionarios de participar en las actividades de la “semana mayor” y que por tanto, se les concederán los días 14, 15 y 16. 

Muchos entraremos a preguntar ¿realmente ese es el motivo? ¿Participarán de las “actividades” culturales y religiosas? Recordemos que, cada puente festivo, la Alcaldía actual utiliza argumentos jurídicos para tomarse desde el viernes todo el fin de semana, dejando entrever una actitud orientada al “desparche” que hoy se refleja en el decreto que denomino “vacaciones confiables” para que con el argumento de la “reflexión” dejen de trabajar como ordena la constitución y se pasen por la faja las necesidades de la gente que no están determinadas en una hora más de oficina. 

La ley 51 del 1983, obsoleta y todo, contempla los -jueves y viernes santos-, pero la Alcaldía la sacó del Estadio con esas evidentes ganas de no trabajar. 


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