A pesar de los esfuerzos publicitarios y de llevar contratos a todas las emisoras e impresos de la ciudad, la imagen del Alcalde de Ocaña sigue mostrándose negativa.
En el escenario actual, la falta de garantías en la seguridad ciudadana y el rompimiento evidente entre la Administración municipal y la Policía que ha sido factor en el aumento de la inseguridad puede estar incentivando a que sectores de la ciudad piensen en buscar un mecanismo de “cambio” o de presión política para frenar el desbordamiento de la delincuencia.
La falta de dialogo municipal y la solución desde el desconocimiento y la desinformación radial produce un efecto de rechazo y no genera confianza aun entre los propios electores del Alcalde actual.
Entre otras cosas, la percepción de corrupción se ha impregnado en la opinión pública, con lo que añade una combinación interesante, un gobierno corrupto es incapaz de solucionar los problemas fundamentales de la sociedad Ocañera.
Con esa premisa pueden originarse espacios de discusión entre la sociedad civil representada en las asociaciones, gremios y demás colectivos para buscar de manera concertada los mecanismos más eficientes en la solución de las problemáticas.
El sector de los comerciantes parece abanderar el descontento motivado por la inseguridad, y muy seguramente en los próximos días se darán nuevas reflexiones sobre la búsqueda de una revocatoria, que ya sabemos la Alcaldía buscará frenar con plena intención.
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