Además de ser victimas de los delincuentes, los Ocañeros somos victimas del engaño y el oportunismo politico
La preocupación por el crecimiento de la inseguridad en Ocaña es general y es una situación que no es normal. Seguramente, ver como en varias partes del país se asesina por un celular o por algún otro robo menor se pensará que no hay remedio frente al tema, más si su Alcalde se atreve a declarar que mientras en RCN y Caracol lo presenten en sus noticias, la ciudad seguirá igual pues nada se puede hacer, dejando correr un decreto que en nada a contribuido a controlar, por ejemplo, los robos.
En ese panorama, no será sorpresa que la delincuencia siga presentando índices de crecimiento y que el descontento generalizado permita un amplio debate público donde se exija al Alcalde más compromiso y mayor dialogo con la Policía, pues es sabido que existe una desconexión entre ambas entidades en la Ciudad.
Ese incremento de la inseguridad, como decía, puede generar como se evidenció con los taxistas una recriminación a las autoridades o la toma de acciones propias, pero por otro lado puede ser utilizado con el oportunismo del caso por candidatos en las próximas elecciones municipales. No es raro, ya conocemos que candidatos se han apropiado de discursos particulares y coyunturales que pasan a un primer plano como estrategia electoral y consiguen llegar gracias al engaño y la demagogia. Ocaña si continúa mostrándole al país sus alarmantes cifras de inseguridad, tendrá varios oportunistas que pretenderán gobernarla aprovechándose de la situación.
Pero este tema ha logrado entre otras cosas, la construcción de un sofisma de distracción ocultando unas incomodas verdades para el gobierno de turno, desviando los debates importantes hacia el tema de la seguridad, dejando de lado otros que merecen especial atención como las conductas impertinentes e irregulares dentro de la Administración Municipal.
Llegará su momento y las conclusiones saldrán a la vista, una Alcaldía aplaudida con billetes y un candidato elegido gracias a los ladrones.
M. Alejandro Lemus
Twitter @alejoelzurdo
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